jueves, 24 de noviembre de 2016

TODAS LAS BODAS NECESITAN UN PLAN B de Rebeca Rus



Demasiado ha tardado Rebeca Rus en traernos su nueva novela. Reconozco que a mí aunque publicase una novela cada tres meses se me haría larga la espera, soy consciente y sé de primera mano el trabajo que le ha llevado “Todas las bodas necesitan un plan B”. Trabajo de documentación sobre bodas y fotógrafos. Y trabajo de meterse en la piel de un protagonista masculino. Porque efectivamente, Rebeca nos presenta por primera vez en la piel de hombre, y, para mi gusto, lo hace de una forma soberbia.

Marco es un fotógrafo, que tras meter la pata en la que hubiera sido la ocasión de su vida profesional, se ver relegado a trabajos menores y a realizar reportajes de bodas. Decidido a retomar su vida y sus sueños, ve la oportunidad en un trabajo que a priori lo tiene todo para devolverle esa oportunidad… efectivamente, a priori. Porque las circunstancias se obstinar en demostrarle que todo, siempre, es susceptible de empeorar. Pero él no decae en su empeño de encontrar el encuadre perfecto, la luz perfecta, la imagen perfecta y, sobre todo, su musa perfecta.

Mención aparte merece el personaje de Virtudes, la wedding planner. Una mujer cuya vida resulta ser tan desastrosa como su trabajo y que, sinceramente, tiene poco de su propio nombre. Eso sí, os hará reír como sólo los grandes personajes cómicos son capaces de hacerlo.

Quizás haya gente que catalogue esta novela como género chick-lit, y supongo que pueden tener razón. Yo, sin embargo, no. No sé si es porque sobrepasé hace tiempo la franja de edad que se suponen que tienen las lectoras de ese género, si es porque el protagonista es masculino o si es porque a mí el chick-lit nunca me ha producido tanta diversión.

Creo que muchos lectores consideran el humor como un género menor. Y yo no puedo estar más en desacuerdo con eso. Sobre todo si nos encontramos ante una novela escrita con un humor inteligentísimo y con unas situaciones propias del mismísimo Cary Grant (modernizado, eso sí). Y no voy a contar nada más de sus protagonistas, porque cada uno se merece que lo descubráis por vosotros mismos.

Sinceramente, yo no soy mucho de historias de amor, pero lo que he podido llorar de la risa con ésta, no está escrito.

Por cierto, aparte de la propia novela, me declaro también muy fan de su portada.



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