Dos años
después de “Lo que encontré bajo el sofá”, Eloy Moreno vuelve a nuestras vidas
(y nuestras estanterías) con una maravillosa historia titulada “El Regalo”.
Y eso es
precisamente lo que es esta novela, un maravilloso regalo que Eloy nos brinda.
Porque volvemos a estar ante una historia que es un verdadero deleite para los
sentidos. Una historia que se puede ver, escuchar, oler, saborear, tocar… y,
sobre todo, vivir.
Eloy nos
presenta un protagonista que aparentemente lo tiene todo en esta vida: una
mujer, una hija, un buen trabajo, un buen sueldo, una posición económica… hasta
que un día sucede algo, que inicialmente no tendría más trascendencia que el
ser una mala pasada, pero que en realidad le llevará a vivir una serie de hechos,
y conocer unos personajes pintorescos, cada uno con sus propias historias, que
le harán plantearse la verdadera realidad de su vida.
Y,
sintiéndolo mucho, no puedo contaros más de del argumento de la novela, sin el
riesgo de hacer spoiler.
Pero sí os
puedo hablar de lo que es la novela. Y es que es una auténtica gozada. Porque
Eloy, una vez más, no es sólo lo que escribe (que ya es bastante), sino que es
también cómo lo escribe. Te pone las emociones a flor de piel. Se te agarra al
alma desde la primera página y no te suelta ni aún cerrada la contraportada.
Aunque no es
un trago dulce, no. Cada frase es un puñal que no sólo se te clava, sino que
escarba por dentro en cada uno de tus sentimientos. Y, como siempre, consigue
que te plantees muchas cosas, que cuando terminas el libro no veas tu vida de
la misma manera.
A nivel
personal, debo confesar que Eloy tiene la virtud de la casualidad, que siempre
se presenta en mi vida, en forma de novela, en momentos claves de cambio. Sus
libros me sirven de liberación personal y, una vez más, me ha tenido con la
lágrima durante más de cuatrocientas páginas.
Una novela
que cuando pasas la última página, sólo tienes ganas de abrazar a tu gente
cercana, de decir unos cuantos 'te quiero', y, sobre todo, de volver a vivir la
vida sin ruedines.
Gracias por
tremendo Regalo, Eloy.
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